Hemos entrado en una era muy innovadora en lo que respecta al trabajo. La automatización y las IA son cada vez más habituales en el día a día de un trabajador del conocimiento. Como resultado, muchas actividades se están volviendo cada vez más obsoletas y el conocimiento de los empleados es indispensable. Los empleados se vuelven aprensivos y ansiosos cuando sus actividades son sustituidas por seres sin cerebro que hacen mucho mejor los trabajos rutinarios.
El aprendizaje constante es la nueva preocupación de los empleados que quieren conservar su empleo o crear una carrera sólida. Las empresas que entienden esta necesidad encuentran en la formación corporativa una forma de mantener el compromiso de los empleados y aumentar la productividad.
A veces la urgencia del trabajo ahoga el "lujo" de aprender. Convirtiendo a seres altamente conscientes en "máquinas de escribir". ¿Cómo podemos invertir esta situación? Comprendiendo el flujo de trabajo y fomentando el aprendizaje constante.
Cada obra tiene sus propias particularidades. Pero es posible encontrar un patrón en medio del caos. Los profesionales del conocimiento se sientan delante de un ordenador más de seis horas al día.
Sus actividades diarias incluyen la lectura de correos electrónicos, la comunicación instantánea con el equipo y la búsqueda de información.
La idea es establecer una rutina de aprendizaje para los empleados dentro de este flujo de trabajo. Animarles, incluso recompensarles, por acceder de forma rutinaria a la plataforma de formación.
Durante las horas dedicadas a las responsabilidades de su respectivo trabajo, es natural que surjan dudas o necesidades que requieran unas horas de estudio. Los empleados que mejor manejan esta situación hacen uso de un cuaderno de cosas que necesitan aprender.
Algunas empresas van un paso más allá y crean un entorno virtual para satisfacer todas estas necesidades. En segundo lugar, crean cursos de formación adaptados a las necesidades de cada persona de su organización.
Otros son capaces de cruzar las necesidades generales de un sector determinado a partir de sus listas de "cosas que aprender" y generar formación específica para el grupo.
Se trata de una práctica clave para aplicar el "aprendizaje en el flujo de trabajo".
El aprendizaje suele dejarse para unos minutos a última hora de la noche o muy temprano por la mañana. A veces, el aprendizaje está mal visto y debe apartarse de la vida diaria del empleado.
Un pensamiento perjudicial para el crecimiento de la empresa en su conjunto. Y puede repercutir indirectamente en el volumen de negocio de la empresa.
Las grandes empresas animan a sus empleados a dedicar tiempo a estudiar durante su jornada laboral.
Una vez que dominas el tema, es hora de compartirlo con los demás. El 38% de los contenidos en línea son educativos o informativos.
Los empleados pueden mantener un área de intercambio de información con sus compañeros de trabajo, un blog personal o quizá simplemente un correo electrónico bien diseñado.
Cualquiera que sea el medio de comunicación para presentar lo que se ha descubierto, el resultado es siempre el mismo: una mejora notable del rendimiento del empleado.